martes, 13 de mayo de 2008

Poco dinero para la educación andaluza

Andalucía es la comunidad que menos dinero destina a gasto educativo por alumno. En este sentido, tiene una asignatura pendiente en cuanto a calidad educativa se refiere. La carencia de infraestructuras y equipamientos educativos, burocratización de la gestión, los muchos problemas que sufre el profesorado, los grandes déficits de la Formación Profesional y la insuficiencia de las políticas de solidaridad en la educación forman parte de la realidad educativa en Andalucía.

Ante todo esto, los jóvenes andaluces que nos vemos implicados en esta situación no podemos más que indignarnos. ¿Cómo es posible que un gobierno, que, en teoría, promulga igualdad, esté al corriente de ello, y sin embargo, no haga nada para solucionarlo? ¿Debemos conformarnos nosotros con ello?

Cuando, al final de todo, uno se entera de cómo están las cosas, se percatas de la situación y se empieza a dar sentido a muchas de las consecuencias que se vive en el día a día y están presentes siempre: A todo esto se debe el fracaso escolar, bajo índice de comprensión lectora, abandono de los estudios, avergonzante resultado del informe PISA...

El gasto por alumno escolarizado no universitario en centros públicos de Andalucía es el más bajo de España al situarse en 4.211 € anuales frente a la media nacional de 5.229 €, por ejemplo, el País Vasco dobla la cifra de Andalucía, al destinar 8.858 € anuales a educación; y, por si todo esto fuera poco, también está a la cola de la inversión si se consideran los alumnos matriculados no universitarios tanto en la enseñanza pública como concertada.

En consecuencia, los profesores andaluces no cobrarán como otros docentes españoles hasta otoño, debido a que la Consejería de Educación junto con representantes de distintos sindicatos ha acordado prorrogar el acuerdo que homologa el salario de los docentes andaluces con los del resto de su país. Debido a esto, los profesores andaluces se acharán a la calle el día 21 de mayo, aquí en Sevilla, para protestar contra los incentivos.

Y lo que yo me pregunto ahora, aunque la manifestación sea exitosa, ¿se logrará cambiar algo? Y si es así, en cuanto a nosotros, los estudiantes, ¿qué pasará...?





Mª Eugenia Gómez Rejano
1º Bachillerato B

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