-¿Por qué eres tan duro?- preguntó un día al diamante el carbón de cocina-¿No somos parientes muy próximos?
-¿Por qué sois tan flojos, hermanos?-pregunto yo-.
¿No sois mis hermanos? ¿Por qué sois tan flojos, tan fáciles de ablandar? ¿Por qué hay en vuestro corazón tanto renunciamiento? ¿Por qué hay tan cortos destinos en vuestra mirada?
Si no queréis ser inexorables, ¿cómo podréis un día vencer conmigo?
Si vuestra dureza no quiere brillar, y contar, y rajar ¿cómo podréis crear algún día conmigo?
Los creadores son duros, y debe pareceros cosa nimia modelar vuestra mano en los siglos, como en cera blanda. Nimio es escribir sobre la voluntad de los milenarios, como sobre bronce, más duro que el bronce, más noble que el bronce. Lo más duro es lo más noble.
¡Oh, hermanos míos! Seguid este nuevo consejo: En adelante sed duros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario