Somalia, formalmente conocida como República Somalí, es un país ubicado en el llamado Cuerno de África, al este del continente aficrano. Tiene una población de 8,5 millones de personas, aunque estas estimaciones son difíciles de ajustar debido a la complicada situación política del país y también a la naturaleza nómada de gran parte de sus habitantes con una cultura basada principalmente en el Islam.
Este país al que nos referimos estuvo en guerra con Etiopía entre 1964 y 1987. Es después cuando el conflicto de Somalia se produce: en 1991, parte de la zona se declaró independiente, ya que el grupo opositor al gobierno se dividió por distintos motivos; y una coalición de movimientos militares derrocó el régimen de Siad Barre en enero de 1991. Acto seguido se rompe la alianza para fragmentarse en una serie de grupos étnicos que lucharán por hacerse con el poder y el país queda dividido por múltiples regiones que serán controladas por diferentes líderes somalíes. Desde entonces, la situación que se vive en Somalia es la de un país sin Estado.
La guerra civil que comienza y una severa sequía llevarán al país a padecer una terrible hambruna; ya que su economía se basa en la ganadería y exportaciones diversas a naciones como la India, Omán, Qatar... que hará que en mayo de 1992 Naciones Unidas despliegue la Operación de Paz.
Tres lustros de conflictos desde la caída de Siad Barre han provocado ya la muerte de más de medio millón de personas en Somalia, un país que aparte de muchas contradicciones internas - complejos equilibrios entre los diferentes clanes, proliferación de milicias.. - ha sido y es también campo de batalla para diversas rivalidades regionales, pues varias conferencias de paz fallidas dan buena prueba de ello.
Pese a las invocaciones a la negociación de las organizaciones internacionales, el espectro de un conflicto regional con decisivas implicaciones religiosas cobra fuerza. Sólo una enérgica acción internacional puede detener la catástrofe, pero tal posibilidad parece remota. El Consejo de Seguridad aprobó en noviembre de 2006 una resolución, a iniciativa de Washington y con apoyo etíope, para despachar tropas de pacificación a Somalia. Pero nadie ha hablado de cómo, quiénes y cuántos serían o qué harían en este infierno desértico.
Visto desde occidente, el conflicto de Somalia reúne un buen número de tópicos "africanos", y en primer lugar el olvido. La Comunidad internacional tenía otros lugares a los que mirar durante la visible gestación del desastre somalí, y es por eso que ahora este problema requiere de concienciación, actuación y soluciones rápidas por parte de los países occidentales. Pero el punto negativo de esta perspectiva de futuro es que, a pesar de los enormes esfuerzos de la sociedad, la Comunidad internacional sólo considera interlocutores a los jefes de guerra armados, y olvida a los reperesentantes legítimos de la sociedad, de esa parte de la sociedad que trabaja para la reconstrucción y el acuerdo.
Mª Eugenia
miércoles, 27 de febrero de 2008
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