La huelga de transportista está dejando graves secuelas en el país, tanto políticas, económicas como para la sociedad, que se ha visto sensiblemente afectada por la ausencia de alimentos y el incremento del precio de aquellos que sí han llegado a los comercios.
El trabajador debe defender sus derechos, así como todo aquello que crea que juegue en su beneficio y el de las empresas para que trabajan, pero siempre sin pasar de los límites marcados y sin perjudicar a terceras personas. Esto está ocurriendo en este caso, donde los transportistas ha ido más allá de las protestas por el alto precio del petróleo, llegando incluso a quemar camiones, impedir el servicio de camiones para abastecer de alimento a la población...
En definitiva, los transportistas, sin dejar de defender sus principios, deben cambiar las formas de actuar. De este modo, no seguirían ocurriendo altercados públicos y sería posible llegar a un entendimiento.
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