
LA SÉPTIMA MARAVILLA DEL MUNDO:
Seguramente, alguna vez en vuestras vidas, habréis escuchado hablar de una de las 7 maravillas del mundo, para mí la más hermosa de todas, el “Taj mahal”
El Taj Mahal está localizado a la orilla del río Yamuna que, previamente, constituía un foso defensivo del Gran Fuerte Rojo de Agra, el centro de los emperadores mogoles hasta que mudaron su capital a Delhi en 1637.
El edificio Principal está emplazado en un jardín simétrico, típicamente musulmán, dividido en cuadrados iguales, cruzado por un canal flanqueado por dos filas de cipreses donde se refleja su imagen más imponente.
Según creencias indias, el Taj Mahal tiene algo de mágico, propiedad que le confiere el mármol del que está formado; cambia de color según la luz que recibe.
Sin embargo, esta belleza arquitectónica guarda entre sus muros el dolor de una historia de amor, que, como su verdadera finalidad, la de una tumba, pocos conocen.
Así pues comencemos esta historia como es debido: "Erase una vez...
... un príncipe llamado Kurram que había sido formado en las más selectas disciplinas del saber: astronomía, gramática, matemáticas, filosofía... y además hablaba árabe (la lengua del Corán) y persa (la lengua de la Corte).
Un día que paseaba por el bazar, entre el bullicio de mercaderes y estibadores de elefantes, sus ojos se encontraron con los de una niña de 15 años. Era la princesa Arjumand, hija del Primer Ministro de la Corte. Inmediatamente, el príncipe quedó prendado de ella.
Impresionado por la belleza de la joven, preguntó el precio del collar de cristal que ella se estaba probando. El mercader, sonriendo, le contestó que no eran cristales sino diamantes las cuentas de aquel collar. La joya valía una fortuna. El príncipe lo pagó y se lo regaló a Arjumand, que de inmediato quedó también enamorada.
Sin embargo, tuvieron que esperar cinco años para unirse en matrimonio, mucho más largos si cabe, debido a que no se vieron en todo ese tiempo. Años después de casarse, cuando el príncipe fue coronado pasó a llamarse Shah Jahan (Emperador del Mundo) y ella Mumtaz Mahal (la Elegida del Palacio).
Pero cuatro años después de ocupar el trono, el emperador sufrió la peor tragedia de su vida: su amada esposa, Mumtaz Mahal, no resistió el parto del decimocuarto hijo y falleció. Shah Jahan, transido de dolor, mandó construir el Taj Mahal para enterrarla, como mausoleo en memoria del amor que se profesaron ambos.
Una vez acabado, el emperador quiso construir otro mausoleo-tumba para él, idéntico al de su esposa pero en mármol negro, al otro lado del río Yamuna, y unir después ambos mediante un puente de oro. Y lo hubiera hecho, si no llega a ser por Aurangzeb.
Aprovechando el estado depresivo y de profunda tristeza en el que estaba sumido el emperador, Aurangzeb, tercer hijo de Shah Jahan, cegado por la ambición traicionó a toda su familia, mató a sus hermanos (excepto a dos chicas) y arrebató el poder a su padre. Después lo encarceló en una torre del Fuerte Rojo de Agra, frente al Taj Mahal, y a las dos hermanas supervivientes en otra.
El emperador paso sus últimos años encerrado en la torre, donde, en su lecho de muerte, a los 74 años, pidió que colocaran un espejo junto a su cama para expirar mirando el reflejo de la tumba de su amada.”
Actualmente, lejos ya de su principal funcion, es un importante destino turístico de la India. En 1983 fue reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y fue nombrado una de las siete maravillas del mundo.
Gema Rocío Gutiérrez Diánez
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