Desde hace mucho tiempo existe la homosexualidad, le pese a quien le pese. Ya en la antigua Grecia, la homosexualidad existía y era aceptada sin discriminación alguna. Si de eso hace más de 1000 años, ¿por qué nosotros en pleno siglo XXI no somos capaces de tratar a los homosexuales de la misma forma que los antiguos griegos?
Desde hace mas de 15 años, gays y lesbianas salen a la calle de muchas ciudades para reivindicar sus derechos: derecho a la igualdad legal, derecho a pasear por la calle sin ser señalados y sin miradas que se claven en sus manos agarradas, derecho a ser como todos...Y es que no se puede condicionar a una persona por su inclinación sexual, al igual que tampoco por su raza o creencias.
Según la Declaración de los Derechos Humanos, todos somos iguales. Sin embargo, en el ámbito de los derechos, homosexuales y heterosexuales no son tratados de igual forma y no hay más que ver lo que pasa con el tema de la adopción.
¿Pueden adoptar los homosexuales? Esa es la pregunta que desde hace unos años se hacen muchos gobiernos y muchas personas, en definitiva: todos. Siempre salta el tema del único referente paterno que tendría un niño si sus padres son gays, o del único referente materno en caso de que fuesen lesbianas.
Pues bien, propongo una idea: Un niño cuyo padre o madre haya muerto, ¿no tiene acaso un solo referente paterno o materno y crecen con normalidad? ¿No será mejor, entonces, que en vez de un solo padre o madre como tienen los niños huérfanos, tengan dos aunque sean del mismo sexo? Lo más seguro es que sí y que aunque haga falta un referente paterno y materno, un niño puede ser perfectamente educado por dos personas del mismo sexo. El problema es que la sociedad aun no está preparada para aceptar a un niño educado por homosexuales y seguramente el niño sería discriminado por los propios niños del colegio.
Hablando de derechos homosexuales podríamos poner otro ejemplo: las bodas entre homosexuales. Bien es sabido que en España ya están permitidas pero no pasa lo mismo en otros lugares del mundo, algo injusto ya que homosexuales y heterosexuales tienen el mismo derecho a ser felices formando una pareja ante la ley. ¿Y ante Dios? Ahí entramos en el espinoso tema de las bodas homosexuales en la Iglesia... Según los principales miembros de la Iglesia (curas, obispos, el Papa...) no está permitido celebrar bodas homosexuales en la Iglesia pero, ¿por qué? ¿Acaso no somos todos iguales ante los ojos de Dios? ¿Acaso la Iglesia no difunde en el mundo un mensaje de un Dios justo y de igualdad? Pues seamos todos iguales, que un homosexual puede ser igual o más creyente que un heterosexual y también le gustaría casarse por la Iglesia.
Por otro lado, tenemos el hecho de que muchas personas ven la homosexualidad como algo no natural. Bien, si lo miramos por la parte de la propia fisiología humana y por la estructura de los órganos reproductores, es cierto, pero que la homosexualidad sea o no natural no impide que puedan haber sentimientos entre dos personas del mismo sexo. Luego existen aquellas personas lo califican de “no normal” y eso es un error ya que lo normal viene dado por lo cotidiano y en este mismo momento, la homosexualidad comienza a ser normal entre nosotros porque en cualquier parte hay homosexuales.
En definitiva, la sociedad tendría que ser menos troglodita, dejar de pensar que esto es una simple moda pasajera y empezar a acostumbrarse a ver homosexuales haciendo lo mismo que ellos. No hay que discriminarlos por el simple hecho de tener una inclinación sexual distinta.
Leonor Pinto Sánchez-Matamoros, 1ºBach. B
Medios de Comunicación.